lunes, 21 de julio de 2008

Sanvean (I am your shadow) - Lisa Gerrard

margaritas...

Margarita cae desde el cielo, rasgando el halo oscuro de la noche,
blancos pétalos bañan la ciudad, y la sangre de la marga es la poesía con que escribo, unto y me empapo de ella, para pintar al cielo, para tapar la noche y a ese silencio (oscuro) que corrompe. Margarita cayendo, clavando sus uñas en el mentiroso firmamento, arrastrando lunas, desentrañando nubes, muriendo de locura antes que en el cuerpo, excepto en el alma, la locura no mata el alma.

martes, 1 de julio de 2008

Metafisica de un incredulo...

Según Gilson, se pueden observar a lo largo de toda la filosofía occidental, movimientos sorprendentemente similares, los cuales a su vez originaron resultados también sorprendentemente similares, pero ¿que se esconde detrás de estas coincidencias? ¿Es mera casualidad o estamos ante la presencia de leyes inteligibles?
Lo que el se propone hacer en este manifiesto, es justamente desentrañar tales leyes, dándolas a conocer y haciendo posteriormente una defensa de lo que el considera como metafísica. Pero ¿Qué es metafísica? Metafísica, es el estudio del ser en tanto que ser. Esta ciencia investiga los primeros principios y las causas mas elevadas, razón por la cual se la denomina filosofía primera, a esta filosofía primera luego parecería que se la divide en dos, ontología y teología. El campo de trabajo de la metafísica comprende los aspectos de la realidad que no se pueden investigar empíricamente, es decir, aquellos que son inaccesibles a la investigación científica. Pero, ¿cómo el ser humano, a pesar de sus limitadas capacidades mentales, podría participar de las verdades metafísicas, que pretende fundamentar con la ayuda de la filosofía? Kant, se nos demuestra como uno de sus principales opositores, sosteniendo que como el hombre no puede emitir juicios sobre cosas que no están dadas por las sensaciones (tales como “Dios”, “alma”, “universo todo”, etc.) la metafísica tradicional no es posible, ya que el ser humano no dispone de la facultad de formarse un concepto en base a la experiencia sensible de lo espiritual, que es lo única que permitiría la verificación de las hipótesis metafísicas. Como el pensar no dispone de ningún conocimiento de la realidad en este aspecto, estos asuntos siempre permanecerán en el ámbito de lo especulativo-constructivo. Entonces por principio no es posible, según Kant, decidir racionalmente sobre preguntas centrales tipo, si Dios existe, si la voluntad es libre o si el alma es inmortal. Pero volvamos a Gilson, para quien tanto el filosofo como su doctrina particular están dirigidos desde arriba por una necesidad impersonal, por lo cual puede entreverse que las ideas filosóficas son independientes de ambos, entonces ¿Qué es lo que guía a estas ideas filosóficas, y que es lo que sustenta a tales leyes inteligibles? Mi concepción personal es que, si hay un principio inteligible, y a la vez leyes inteligibles, debe haber un primer principio inteligible a la vez causa de todo lo que es, por ende de tales principios que no serian principios (o si pero de una manera particular, no universal) y de tales leyes, que si serian leyes en tanto que fuesen reguladas y sustentadas por el, entonces casi podría asumir una total y absoluta contradicción, ya que si bien la metafísica es posible, el objeto de su estudio es inalcanzable e inabarcable, algo así como un escalera remontada al infinito; pero ¿Cómo se podría basar todo un sistema de pensamiento, en algo aparentemente incognoscible? ¿Cómo sustentarse en tal noción? Acaso, ¿no estaremos buscando el ultimo de los mitos? Si hay un primer principio, y a la vez este es principio y sustento de todo lo que es, ¿Cómo puede basarse y regirse, nacer y rendirse ante el? Si es un principio incognoscible, y como tal ininteligible. Acaso entonces ¿el hombre ha estado siempre equivocado? A esto responderé que no, porque hay ciencia, y si bien hoy se tiene una concepción distinta de la ciencia, ya que comúnmente se piensa que esta ha sobrepasado a la filosofía, diré que no es así, porque, porque hay ciencia hay filosofía, y viceversa, y porque hay filosofía hay metafísica y viceversa.
“La filosofía entierra siempre a sus enterradores”, Gilson, con este enunciado nos da a conocer que a lo largo de la historia a cada crisis escéptica le sobreviene una resurrección de la especulación filosófica; como si acaso hubiese detrás de este hecho una necesidad metafísica; pero ¿Cuál es ella? Como sabemos, el Ser, en la actualidad se encuentra vapuleado y puesto en duda (nueva crisis escéptica), Gilson ha respondido a este hecho identificando como raíz de esta crisis, al hecho de que los filósofos han errado el camino, olvidándose de ciertos principios fundamentales. Además ha aducido que el escepticismo es una celebre forma de desesperación metafísica, como es el caso de Kant, quien al mismo tiempo que denunciaba el carácter ilusorio del conocimiento metafísico, buscaba la raíz de esta ilusión en la misma naturaleza de la razón. Kant, en su intento por salvar la ciencia decide sacrificar la metafísica, no percatándose de que la una es el sustento de la otra y viceversa. Para el, todos los fracasos de la metafísica debieran ser atribuidos, no a la metafísica, sino mas bien a los errores cometidos repetidamente por los metafísicos, en lo que se refiere al primer principio del conocimiento humano, esto es, al ente. Gilson, tiene la idea de que la crisis de la metafísica es más bien una crisis de los metafísicos. La confusión sobre la noción de ser no es un problema meramente teórico, sino que involucra a todo lo real. Se trata de personas que desarraigan su vida de la experiencia de lo real. Se tata de una conciencia del fundamento ultimo de la existencia que hoy se viene perdiendo a un nivel de profundidad sin precedente. Esto es algo que contradice de tal modo la disposición natural de apertura al ser que la mente tiene, que Gilson califica el extravió de la metafísica como algo casi fantásticamente paradójico, llegando a preguntarse como es posible que tantos filósofos hayan sido incapaces de concebir al ente apropiadamente. El establece como primer principio a la experiencia de encuentro con el ser, el cual es una realidad tan fundamental que no cabe definirla ni justificarla; “una ley del entendimiento humano confirmada por una experiencia de XXV siglos esta tan justificada como una ley establecida empíricamente”. Juan Pablo II: “La filosofía moderna ha dejado de orientar su investigación sobre el ser, lo cual ha llevado a minusvalorar los recursos cognoscitivos del ser humano, su posibilidad de alcanzar un conocimiento seguro acerca del ser, en síntesis, a una crisis de la verdad”. Hay una responsabilidad filosófica que no esta siendo asumida. Pero, ¿por qué? “si el hombre es un animal metafísico por naturaleza”, Gilson afirma que el fallo no reside necesariamente en la naturaleza de la mente humana, la cual ha lo largo de la historia ha permanecido sustancialmente la misma, aun después de crisis de las cuales debiera haber emergido completamente transformada, ya que el ente mismo podría ser parcialmente responsable de la dificultad, el ser es misterioso, lo cual significa que su profundidad desafía los mas finos esfuerzos de la razón humana. Pero puesto que el hombre es esencialmente racional, la repetición constante de la metafísica en la historia del conocimiento humano aun debe tener su explicación en la misma estructura de la razón. Muchos siglos antes de Kant los filósofos ya habían subrayado el hecho de que en el conocimiento racional hay mas de lo que hallamos en la experiencia sensible. Si bien Kant fue el primero en perder la confianza en la metafísica así como en opinar que es inevitable, así fue también el primero en dar nombre al notable poder de la razón humana para exceder toda experiencia sensible. Lo llamo uso trascendente de la razón y lo señalo como fuente permanente de nuestras ilusiones metafísicas, del aporte de Kant se seguirá que, hay en la naturaleza humana una aptitud natural, y, en consecuencia, una exigencia natural de trascender los límites de la experiencia y de formar nociones trascendentales para completar la unidad del mundo. Se trata de nociones metafísicas, la más alta de ellas es la causa de todas las causas, o sea la causa primera. Atendiendo a esta natural disposición humana, ¿Cómo el hombre puede llegar a tomar con naturalidad el escepticismo, y hasta negar incluso en su pensamiento la evidencia de la existencia del ser? ¿Cómo puede cerrarse a la pregunta por el sentido de la propia vida que brota naturalmente de su espíritu a cada paso? Probablemente esto sea, debido al misterio del ser, el cual es el objeto fundamental de las pesquisas de la mente humana, el ser atrae y asusta a la vez. Nuestra humanidad es el primer misterio que somos llamados a profundizar. Con todo, en el camino de la humana búsqueda, permanece siempre presente la posibilidad de cerrarse ante el ser, la opción del no ser. Esta cerrazón al ser en general es, en el fondo cerrazón a la propia vocación humana. El misterio del ser nos remite a la dimensión trascendente de nuestra existencia. Por eso se podría decir que la cerrazón al ser, el miedo al ser, es en el fondo miedo a Dios, y también miedo a uno mismo. “La metafísica es el conocimiento ganado por una razón naturalmente trascendente a la busca de los principios primeros o de las causas primeras de lo que es dado en la experiencia sensible”. Esto es, de hecho la metafísica, pero ¿Qué hay de su validez? La conclusión Kantiana de que el conocimiento metafísico es ilusorio por su propia naturaleza no brota espontáneamente de la razón humana, sino que se va construyendo, y eso ante la imposibilidad de sustentar dicho conocimiento; entonces los repetidos fallos de la metafísica ¿deben serle atribuidos a ella o a los metafísicos? Como ya hemos señalado, dicho error corresponde a los metafísicos y no a la metafísica, y esto porque sus autores tomaron equivocadamente los conceptos fundamentales de una ciencia por los conceptos metafísicos. Las ciencias particulares pueden resolver sus problemas con sus métodos peculiares, pero como la metafísica aspira a trascender todo conocimiento particular, ninguna ciencia particular es competente para solucionar los problemas metafísicos o juzgar las soluciones metafísicas. Los verdaderos principios de la metafísica son, las nociones primeras por medio de las cuales ha de ganarse todo el conocimiento metafísico subsiguiente. Usualmente el error del metafísico, es, que al intentar aspirar al descubrimiento del último fundamento de la realidad como un todo, intenta explicar el todo por una de sus partes o reducir el conocimiento del todo al de una de sus partes. Luego de esto se le atribuye el fallo a la metafísica, sin darse cuenta de que este es precisamente el momento de hacer metafísica Cuando la posibilidad del conocimiento de la verdad se pone en cuestión, la filosofía pierde el contacto con lo real y se reduce al discurso. De este modo, o bien se elimina la historia de la filosofía como inútil o irrelevante, porque lo único que importa es el discurso que cada uno construya independientemente, o bien se reduce toda la filosofía a la historia de la filosofía, convirtiéndola en una gran colección de discursos que se estudian de manera descriptiva, evitando todo juicio acerca de su verdad. La pregunta con la que surgió la filosofía, la pregunta por lo que es y su sentido, queda de este modo abandonada. Y el sentido de la historia el cual va siempre unido a la búsqueda de la verdad, profanado. La descripción de los distintos ciclos de pensamiento a través del tiempo, nos sirven para demostrar que la mente humana esta dotada de una aptitud natural para reducir todas las cosas a una misma, pero que falla en su empeño de que todas las cosas sean una de ellas. En resumen: los fallos de los metafísicos se deben al uso indiscreto de un principio de unidad actuante en la inteligencia humana. Pero ¿Qué es eso que la mente necesita pensar como perteneciendo a todas las cosas y a la vez como no perteneciendo a dos del mismo modo? Este es el enigma de la metafísica. La palabra es Ser. Para nosotros la nada absoluta es estrictamente impensable. Entonces si es verdad que el pensamiento humano esta siempre en torno al ser, y que todo y cada aspecto de la realidad e incluso de la irrealidad es por fuerza concebido como ser y definido en referencia al ser, se sigue que el ser es lo primero que se entiende, y lo ultimo en que, se resuelve todo conocimiento humano, es a fortiori el primer principio de la metafísica. Al decir que el ser es el principio del conocimiento no se quiere decir que todo conocimiento posterior pueda deducirse analíticamente de el, sino mas bien que el ser es lo primero que se conoce y aquello a través de lo cual puede ser adquirido progresivamente todo posterior conocimiento. Tan pronto como algo entra en contacto con la experiencia sensible el entendimiento humano expresa la intuición inmediata de ser, pero desde tal intuición, tal vez no pueda deducirse el conocimiento de lo que es. El entendimiento no deduce, intuye, ve, y a la luz de la intuición intelectual, el poder discursivo de la razón construye lentamente desde la experiencia un conocimiento determinado de la realidad concreta. Lo que es y existe, no puede no ser y ser al mismo tiempo, es o no es, el ser solamente viene del ser, “relación de causalidad”. El primer principio, trae la certeza de que la metafísica es la ciencia del ser en cuanto ser, y las leyes abstractas según las cuales ha de construirse esta ciencia, sin embargo, el principio de cierto conocimiento no es aun el conocimiento mismo, y el primer principio del conocimiento humano no nos trae ya la ciencia hecha de la metafísica, sino su principio y su objeto. Este doble carácter del ser, es el origen de la metafísica y la permanente ocasión de sus fracasos. Este primer principio es aplicable a todo y nunca aplicable de la misma manera. Cuando los filósofos no logran percibir o su presencia o su verdadera naturaleza, el error inicial contagiara toda la ciencia del ser y llevara su filosofía a la ruina. “todos los fracasos de la metafísica debieran atribuirse al hecho de que se haya pasado por alto o se haya abusado del primer principio del conocimiento humano”. Esto es el ser, para Santo Tomas, el mismo es, la unión del acto de ser y la esencia, en la que aquella lleva primacía sobre esta, porque la actualiza, de este modo, el ser tiene primacía frente a la esencia, pero sin anular la importancia de esta. Aquí cabe señalar, que existe cierta imposibilidad de conceptualizar el acto de ser porque se encuentra más allá de la esencia. Conocemos a los seres por su esencia, y podemos decir “tal ser es esto o aquello”, pero no podemos proceder de la misma manera con el acto de ser. La esencia determina el acto de ser, hace que un ser sea ese ser y no otro. Esto se debe a la unión intima de la esencia con el acto de ser, que se da en la unión misma del ser existente. Es una unidad indivisible: la una no existe sin la otra. El ser en su estructura misma es incomprensible, no en el sentido de que no se le puede conocer, sino en el sentido de que con el hay que proceder poniendo de relieve su realidad misteriosa por la cual el intelecto no lo abarca, sino que se apoya en el, como principio primero.

El Loco (F. Nietzsche)

EL LOCO. ¿No habéis oído hablar de ese loco que encendió un farol en pleno día y corrió al mercado gritando sin cesar: “¡Busco a Dios!, ¡Busco a Dios!”. Como precisamente estaban allí reunidos muchos que no creían en dios, sus gritos provocaron enormes risotadas. ¿Es que se te ha perdido?, decía uno. ¿Se ha perdido como un niño pequeño?, decía otro. ¿O se ha escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se habrá embarcado? ¿Habrá emigrado? - así gritaban y reían alborozadamente. El loco saltó en medio de ellos y los traspasó con su mirada. “¿Qué a dónde se ha ido Dios? -exclamó-, os lo voy a decir. Lo hemos matado: ¡vosotros y yo! Todos somos su asesino. Pero ¿cómo hemos podido hacerlo? ¿Cómo hemos podido bebernos el mar? ¿Quién nos prestó la esponja para borrar el horizonte? ¿Qué hicimos cuando desencadenamos la tierra de su sol? ¿Hacia dónde caminará ahora? ¿Hacia dónde iremos nosotros? ¿Lejos de todos los soles? ¿No nos caemos continuamente? ¿Hacia delante, hacia atrás, hacia los lados, hacia todas partes? ¿Acaso hay todavía un arriba y un abajo? ¿No erramos como a través de una nada infinita? ¿No nos roza el soplo del espacio vació? ¿No hace más frío? ¿No viene de contiuno la noche y cada vez más noche? ¿No tenemos que encender faroles a mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿No nos llega todavía ningún olor de la putrefacción divina? ¡También los dioses se pudren! ¡Dios ha muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado! ¿Cómo podremos consolarnos, asesinos entre los asesinos? Lo más sagrado y poderoso que poseía hasta ahora el mundo se ha desangrado bajo nuestros cuchillos. ¿Quién nos lavará esa sangre? ¿Con qué agua podremos purificarnos? ¿Qué ritos expiatorios, qué juegos sagrados tendremos que inventar? ¿No es la grandeza de este acto demasiado grande para nosotros? ¿No tendremos que volvernos nosotros mismos dioses para parecer dignos de ella? Nunca hubo un acto tan grande y quien nazca después de nosotros formará parte, por mor de ese acto, de una historia más elevada que todas las historias que hubo nunca hasta ahora” Aquí, el loco se calló y volvió a mirar a su auditorio: también ellos callaban y lo miraban perplejos. Finalmente, arrojó su farol al suelo, de tal modo que se rompió en pedazos y se apagó. “Vengo demasiado pronto -dijo entonces-, todavía no ha llegado mi tiempo. Este enorme suceso todavía está en camino y no ha llegado hasta los oídos de los hombres. El rayo y el trueno necesitan tiempo, la luz de los astros necesita tiempo, los actos necesitan tiempo, incluso después de realizados, a fin de ser vistos y oídos. Este acto está todavía más lejos de ellos que las más lejanas estrellas y, sin embargo son ellos los que lo han cometido.” Todavía se cuenta que el loco entró aquel mismo día en varias iglesias y entonó en ellas su Requiem aeternan deo. Una vez conducido al exterior e interpelado contestó siempre esta única frase: “¿Pues, qué son ahora ya estas iglesias, más que las tumbas y panteones de Dios?